América del Sur
Autor: Felipe Pigna.
La Conquistadel Perú Cuando Vasco Nuñez de Balboa descubrió el Océano Pacífico, tuvo noticias sobre un imperio muy rico, ubicado sobre la costa. Francisco Pizarro escuchó estas versiones y logró firmar en España, en 1529, una capitulación que lo habilitaba para explorar ese misterioso reino. Ese reino era el de los incas, que se encontraba por entonces en plena guerra civil entre los dos herederos del Inca: Huascar y Atahualpa. La guerra terminó con la victoria de Atahualpa, pero el Imperio quedó muy debilitado. Y es precisamente en ese momento cuando se produce la llegada de Pizarro y sus hombres, que se establecen cerca de la ciudad de Cajamarca, la residencia del emperador.
Atahualpa Pizarro envió regalos a Atahualpa y lo atrajo hasta su campamento. A poco de llegar el emperador fue tomado prisionero y Pizarro le puso precio a su vida: una habitación llena de plata y otra llena de oro. Desde todo el Imperio comenzaron a llegar maravillosas obras de arte que colmaron las habitaciones e inmediatamente fueron fundidas y transformadas en lingotes de oro y plata. Pizarro no cumplió con su palabra y Atahualpa fue condenado a muerte.
El cielo o el infierno Pizarro le preguntó a Atahualpa como prefería morir. Le hizo saber que si se convertía al catolicismo moriría ahorcado pero iría al cielo. Si no se convertía, sería quemado con leña verde e iría al infierno. Atahualpa preguntó: “¿En el cielo hay españoles?”. “Claro”, contestó el conquistador. “Entonces, prefiero ir al infierno”, dijo Atahualpa.
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